APRENDIENDO A DISCUTIR

#Edificando


¿Es posible aprender a discutir? La respuesta es sí, es posible. Pareciera que algunas personas tienen como hobby el discutir con los demás y buscan cualquier excusa para iniciar la acción y “ganar la pulseada”. Lo cierto es que, para disfrutar de relaciones interpersonales sanas, y con posibilidad de crecer, necesitamos favorecer ciertas actitudes como el acercamiento, la comunicación, el diálogo y el acuerdo.
Comparto algunas ideas a tener en cuenta, a la hora de aprender a discutir inteligentemente. El presente artículo es solo una visión del tema, cuyo objetivo es brindar herramientas al lector que lo ayuden a pensarlo desde otro ángulo

1. Pensar antes de hablar

Podrá sonar muy trillado, pero siempre es aconsejable pensar si lo que vamos a decir se trata de una emoción que queremos expresar, o es un juicio de valor que lastimará al otro. En este sentido, seamos cuidadosos en no hacer uso de frases que se conviertan en rótulos, tales como: “Eres un inmaduro”; o “Eres una tonta”. Decir lo primero que nos viene a la mente muchas veces solo causa dolor en quien lo escucha y, sobre todo, hace que la relación se deteriore

2. Tener en cuenta cómo lo digo

Si uno escucha palabras como “regalo” o “fiesta”, por lo general se siente feliz. Esto se debe a que relacionar ciertos términos con hechos o situaciones es un disparador de emociones. En realidad, las palabras por sí mismas no significan nada, lo importante es la interpretación que cada uno les dé. Una misma palabra puede querer decir una cosa para alguien y otra muy distinta para otra persona, pero siempre afectando sus emociones. Una emoción necesita ser descargada, ya que todos los seres humanos deseamos sentirnos comprendidos.
En consecuencia, cuantas más emociones sientas, más hábitos positivos tendrás que desarrollar para relacionarte con los demás y tener un diálogo constructivo

3. Escuchar

La mejor forma de hacer que alguien se sienta comprendido es escuchándolo. ¿Te gusta ser escuchado? Las mujeres, cuando están desbordadas por emociones negativas, buscan desesperadamente ser escuchadas. No desean recibir un consejo (a menos que ellas lo pidan) y, mucho menos, ser juzgadas. Solamente desean “ser escuchadas”, después de lo cual suelen sentirse como nuevas. Los hombres no tienen esa tendencia, por eso suelen aconsejar. En la relación de pareja, resulta muy efectivo que él no intente decirle a ella que “no tiene que sentirse así” y que le preste su oído con atención plena.
Una técnica que a menudo les recomiendo a las parejas en conflicto, cuando se sienten a conversar, es escucharse mutuamente. Y, luego de escuchar al otro, intentar repetir de modo resumido y en sus propias palabras, lo que dijo, interpretando a la vez lo que está sintiendo.
Es posible aprender a discutir (que no es lo mismo que pelear), a intercambiar ideas y ponernos de acuerdo. Aun cuando pensemos diferente. Hacerlo es una señal de madurez y la puerta de entrada a mejores relaciones que perduren en el tiempo.
 Job 32:6 Y respondió Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo: 
Yo soy joven, y vosotros ancianos; 
Por tanto, he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión. 

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